Era un hombre de atractivo fisco inusual,
pero de una personalidad que se confundía entre la elegante cortesía y fría
amabilidad por lo que llamaba la atención de muchas chicas, las cuales en la
gran mayoría eran mis compañeras de curso en la universidad.
Nuestra primera interacción fue en los
pasillos de un hospital mientras yo era una externa subordinada y el un
atractivo e intelectual interno. Tal vez fue solo mi imaginación, pero sentí en
nuestra primera platica que algo había conectado entre los dos y era cuestión
de tiempo para que viera lo que pasaría. Aquel día después de intercambiar
números de teléfono con el pretexto de las labores del hospital seria el momento
que marcaría el comienzo de una historia de encuentros llenos de sentimientos
de adrenalina y culpa a la vez.
Nuestros primeros mensajes de texto se
sentían como adrenalina pura eran juegos entre saludos tímidos, coqueteo
sutiles e intentos de encuentros con pretextos de intercambio de música, libros
de manga, ideologías o de otros intereses que teníamos en común. La mayoría de
nuestras conversaciones ocurrían en la noche casi madrugada, eran mensajes de
largas conversaciones que cortaban mi sueño, me sentía muy interesada en
conocerlo y en saber hasta dónde llegaría todo.
Al poco tiempo acordamos para salir, la
primera vez estaba muy nerviosa sentí que cometía muchos errores al hablar o
moverme y que me sudaban las manos exageradamente pero luego la conversación y
las cosas que teníamos en común y lo fácil que el hacía que fuera hablarle
hicieron que me soltara más y así empezamos a salir frecuentemente por supuesto
en la noche la mayoría de veces, una que otra vez en la tarde.
Los chats eran por lo general en la noche de
inicio algo distantes se habían hecho sutilmente cariñosos. Había conocido
algunos aspectos de su vida, me seguía intrigando su personalidad obscura,
fría, seria, cortes en cierto punto también cambiaba se ponía alegre, cálida, amable
y coqueta se sentía emocionante era un tren de emociones nuevas.
La tensión sexual había aumentado de 0 a 10
en poco tiempo así que entre su subconsciente y el mío acordaron juntarnos una
noche en su departamento donde luego de una plática larga y juegos experimente
su calor y sus besos que me recorrieron todo el cuerpo con palabras dulces y
adictivas, sus caricias eran muy dulces y sentía que todo estaba bien, me deje
llevar por el momento y desgastamos todas nuestras ganas uno contra el otro. En
la mañana siguiente recordaba el detalle de que tenia pareja.
Al poco tiempo todo había cambiado un poco,
hasta el día que me dijo que iría a vivir con su novia de años de la cual yo ya
había escuchado muchas historias y que no podríamos vernos tan frecuentemente.
Ese momento es borroso quizás porque quise pensar que no escuchaba eso o porque
lo que había encontrado en sus caricias Era adictiva adrenalina y paz a mi
cuerpo al mismo tiempo. Era algo que necesita en ese tiempo y no quería dejarlo
todavía o simplemente fueron las ganas y así cometí un error silencioso, hice
que esa noche se convirtiera en un pacto secreto de encuentros clandestinos en
moteles y cuartos prestados, las largas platicas se hicieron más rápidas y aun
cuando quería seguir con esa complicidad todo había cambiado dentro de mí. La
paz había cambiado por total nerviosismo de planes para no ser descubiertos y
un sentimiento de culpa por ser cómplice de un engaño a una mujer que no
conocía pero que sentía que me agradaba.
Como su calor y carisma habían disminuido mi
interés poco a poco fue desapareciendo. Llego solo a convertirse en encuentros
de ocasión cuando los dos nos traicionaba la conciencia o falla nuestros planes
prioritarios y se convirtió con quien pasar el momento. Cada encuentro en
secreto me hizo más fría y aumento mi sinceridad al máximo llenándose todo el
tiempo de conversaciones sin misterio y llenas de tecnicismo. Encuentros
lujuriosos que se apagaban tan pronto como se encendían.
A contrario de lo que pensé duro un tiempo
más, se habían prolongado los acuerdos de los encuentros y nuestro voto
silencioso. Cerca del final éramos un poco más técnicos y amigos quizás. Pero
se había perdido toda la emoción y el sentimiento que alguna vez existió se
extinguió y muy en el fondo los sentimientos se habían oscurecido un poco
remplazándose por conformismo, falta de interés, tristeza, decepción y culpa.
Sin pensarlo desaparecimos de la vida de cada
uno y cada quien siguió su camino, con mensajes ocasionales en los cuales me convirtió en su cómplice de historia de engaños con nuevas mujeres con las
cuales experimentaba seguramente la misma sensación que había alguna vez
experimentado conmigo, yo daba consejos vacíos y a él parecían servirles.
Se acerca el fin, yo tomaba la decisión de
mudarme, en mi vida todo había cambiado incluso mis sentimientos se habían
convertido en extremo calculadores y ya no me interesaba en los demás. Me
sentía vacía de nuevo y sola y a pesar de haber conocido muchas personas con
las cuales escribí muchas otras historias él era una de esas historias que
habría podido cambiar todo.
Nuestros últimos mensajes eran fríos y en la
mayoría de ellos lo evadía no tenía deseo de verlo, ni de hablarle, ni de
aconsejarlo más, un secreto desdén se había formado en mí. Insistió tanto
quizás notando algo de eso o simplemente por ego y nos vimos una última vez
donde la plática que antes me parecía emocionante y atractiva hasta incluso en
ocasiones excitante se convirtió en una plática sosa y sin sentido, habían cambiado
muchas cosas en mí y no quería perder el tiempo viendo como su falsa ilusión se
levantaba por otra chica así que decidí despedirme para siempre de su vida
cínica y vacía.